🌎 Globalización y dependencia: el rostro moderno del neocolonialismo en América Latina

Por: Profesor Bruno Cogo

Resumen

La globalización ha sido concebida como una promesa de progreso, integración y desarrollo. Sin embargo, para América Latina, el ingreso a los circuitos globales del capital no ha significado autonomía ni equidad, sino una nueva forma de subordinación. En este ensayo se analiza, desde la perspectiva de la teoría de la dependencia, cómo la estructura de la economía global perpetúa relaciones asimétricas entre centro y periferia, utilizando como mecanismos no solo la extracción de materias primas, sino también la deuda, los acuerdos comerciales y la fragilidad estructural ante las crisis. El resultado no es una apertura al desarrollo, sino la consolidación de un orden neocolonial disfrazado de globalización.

La globalización como continuidad del viejo orden

A diferencia del discurso dominante que asocia la globalización con oportunidades y equidad, la teoría de la dependencia —desarrollada en América Latina por autores como Cardoso y Faletto (1969) y Theotonio dos Santos (1970)— sostiene que la apertura económica ha servido para reproducir una estructura mundial jerárquica, donde los países del centro absorben valor económico y decisional, mientras los de la periferia se especializan en tareas marginales, poco rentables y vulnerables.

Esta inserción no es accidental. La lógica de la globalización tiende a consolidar una división internacional del trabajo, en la que América Latina es confinada al rol de proveedora de materias primas, dependiente de la demanda, los precios y las decisiones externas. La supuesta "libertad de mercado" se convierte así en un eufemismo para naturalizar la subordinación, donde las economías periféricas no compiten en igualdad de condiciones, sino bajo reglas impuestas por organismos multilaterales y empresas transnacionales.

La deuda y los organismos internacionales como instrumentos de control

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial han sido presentados como instituciones de ayuda, pero en realidad han funcionado como mecanismos de disciplinamiento económico. Los llamados "planes de ajuste estructural" exigidos a cambio de financiamiento implicaron:

Privatización de empresas estratégicas,
Apertura de mercados sin protección,
Reducción del gasto público y la inversión social.

Estas recetas, lejos de fortalecer la soberanía, ampliaron la vulnerabilidad de los Estados latinoamericanos, debilitando su capacidad de decisión y obligándolos a cumplir con metas dictadas desde Washington. No es casual que tras la aplicación de estas medidas, en los años 80 y 90, la región viviera la llamada “década perdida”, marcada por el estancamiento, el aumento de la pobreza y la intensificación del endeudamiento (Stiglitz, 2002).

Exportar pobreza: el espejismo de los recursos naturales

A pesar de poseer vastas reservas de petróleo, litio, cobre, agua y biodiversidad, América Latina no ha logrado transformar esa riqueza en desarrollo sostenible. La teoría de la dependencia explica esta paradoja al señalar que la exportación de materias primas no genera autonomía, sino una nueva forma de sujeción:

No hay valor agregado local: los productos se exportan sin procesamiento.
Los precios internacionales son fijados por los países centrales.
Las ganancias se concentran en las manos de intermediarios y corporaciones extranjeras.

Este modelo “extractivista” perpetúa una economía colonial moderna, donde los países ricos controlan el conocimiento, la tecnología y los mercados; y los países pobres aportan la materia prima y el territorio. En palabras de Dos Santos (1970), la dependencia no es solo económica, sino tecnológica, política y cultural.

Las crisis globales como espejos de la desigualdad estructural

Las crisis financieras, como la del 2008 o la del COVID-19, revelan brutalmente la asimetría del sistema global. Mientras las economías del norte disponen de reservas, subsidios y políticas anticíclicas, los países del sur enfrentan fuga de capitales, colapso de exportaciones y aumento de la deuda. Lo más alarmante es que, aunque no originan la crisis, la padecen con mayor intensidad.

Esta dinámica refuerza la tesis dependendista: las economías periféricas no controlan su destino, sino que navegan a la deriva de un sistema que responde a los intereses de otros. Los discursos sobre “resiliencia económica” y “cooperación internacional” ocultan el hecho de que la desigualdad estructural sigue intacta.

Acuerdos de libre comercio: apertura sin soberanía

Los tratados de libre comercio, especialmente aquellos firmados con EE. UU. o la Unión Europea, han sido presentados como pasaportes al desarrollo. Sin embargo, en la práctica han profundizado la dependencia económica al obligar a los países latinoamericanos a abrir sus mercados sin condiciones equitativas:

Se eliminan aranceles para productos industriales del norte, pero se mantienen barreras no arancelarias para productos del sur.
Se imponen estándares técnicos y fitosanitarios que dificultan la exportación latinoamericana.
Se protege la propiedad intelectual, beneficiando a las corporaciones, no a los productores locales.

Lejos de generar integración, estos acuerdos consolidan una periferia abierta, vulnerable y sin poder de negociación, en contraste con un centro blindado y regulado.

Conclusión: una globalización que no libera, sino ordena

América Latina no está fuera de la globalización, pero tampoco está dentro con igualdad. Está adentro en condición de servidumbre económica. La globalización ha sido el nuevo rostro del colonialismo: no impone banderas, pero impone precios, intereses y contratos.

La verdadera emancipación no consiste en rechazar el comercio internacional, sino en negociar desde la soberanía, en construir capacidad industrial, científica y financiera para que los recursos de la región no sean simples insumos del desarrollo ajeno, sino la base de su propio proyecto civilizatorio.

“La dependencia no es un accidente, es un diseño. Y quien no diseña su sistema, termina siendo una pieza del sistema de otro.”
— Profesor Bruno Cogo

📚 Referencias (formato APA)

Cardoso, F. H., & Faletto, E. (1969). Dependencia y desarrollo en América Latina. Siglo XXI Editores.
Dos Santos, T. (1970). La estructura del sistema mundial y las relaciones centro-periferia. Revista de la CEPAL.
Stiglitz, J. E. (2002). El malestar en la globalización. Taurus.
Harvey, D. (2005). Breve historia del neoliberalismo. Akal.
CEPAL. (2020). América Latina y el Caribe ante los efectos económicos de la pandemia. Naciones Unidas.
Banco Mundial & FMI. (2022). Informe de políticas de ajuste estructural en América Latina. Washington D.C.
Ocampo, J. A. (2009). La crisis de la globalización y el desarrollo económico. Revista CEPAL, (97), 7-20.

Profesor Cogo

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