Resumen: Este trabajo analiza la contaminación por campos electromagnéticos no ionizantes (electro smog) en América Latina desde una perspectiva crítica, centrada en la relación entre tecnología, mercados y poder estatal. Lejos de tratarse exclusivamente de una problemática ambiental o sanitaria, se sostiene que el discurso sobre el electro smog opera muchas veces como una herramienta política para regular mercados digitales, condicionar actores económicos y justificar formas de intervención estatal que no necesariamente responden al principio precautorio.
AUDIO DE LA CLASE
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
El avance exponencial de las tecnologías de comunicación inalámbrica ha transformado radicalmente la vida cotidiana en todo el mundo. América Latina no ha sido la excepción: el incremento del uso de dispositivos móviles, redes wifi, antenas de telecomunicaciones y, más recientemente, la expansión de la tecnología 5G, ha implicado una presencia constante de campos electromagnéticos no ionizantes en el entorno. Este fenómeno, conocido como electro smog, ha comenzado a ser objeto de debate en distintos ámbitos científicos, sociales y políticos.
Aunque el desarrollo tecnológico se presenta como un motor del progreso, sus posibles efectos colaterales sobre la salud humana y el medio ambiente han sido subestimados o directamente ignorados por muchos gobiernos de la región. A diferencia de otras formas de contaminación, el electro smog es invisible, intangible y de difícil percepción directa, lo que contribuye a su naturalización y a la falta de políticas públicas efectivas. Este trabajo se propone analizar críticamente la situación actual de la contaminación por electro smog en América Latina, abordando sus dimensiones científicas, legales y sociales, y enfatizando su condición de herramienta político-económica más que ambiental.
Desde fines del siglo XIX, la humanidad ha convivido con múltiples formas de emisión electromagnética artificial. Sin embargo, la expansión de las tecnologías inalámbricas en el siglo XXI ha incrementado exponencialmente la exposición de la población a radiaciones no ionizantes, generando un nuevo campo de debate. El concepto de electro smog refiere a esta acumulación de radiaciones artificiales, tanto de baja como de alta frecuencia, y sus posibles efectos biológicos. A pesar de que organismos como la OMS y la ICNIRP establecen límites de exposición, distintos estudios sugieren que podría haber consecuencias sobre la salud incluso por debajo de esos niveles.
Pero más allá del aspecto técnico, el electro smog opera como una señal de tensión entre tecnología, regulación y poder. En muchos países de América Latina, el despliegue de tecnologías como el 5G no responde a un plan soberano de infraestructura, sino a acuerdos entre Estados y corporaciones, que muchas veces quedan exentos de controles rigurosos. La preocupación ambiental emerge o se silencia según el actor en juego: se activa contra empresas privadas, pero se disuelve si el despliegue responde a un proyecto estatal.
Uno de los aspectos más notables del debate en torno al electro smog en América Latina es el doble estándar regulatorio. Cuando una empresa privada instala una antena o desarrolla una red inalámbrica, suelen activarse protestas ciudadanas, exigencias ambientales e incluso bloqueos legales. Sin embargo, cuando el Estado —a través de empresas mixtas o alianzas con corporaciones extranjeras— impulsa la misma infraestructura, el discurso crítico desaparece y es reemplazado por nociones de conectividad, igualdad y soberanía.
Este doble discurso revela una instrumentalización del ambientalismo, que deja de operar como principio de precaución para convertirse en una herramienta política que habilita o impide la acción de determinados actores económicos. En este contexto, la contaminación electromagnética deja de ser un problema en sí mismo y se convierte en una excusa o una amenaza según el marco ideológico dominante.
El Estado no controla directamente la infraestructura, pero regula el mercado a través de licencias, marcos legales e incentivos. Así, interviene selectivamente según le convenga, asumiendo un rol de regulador del mercado más que de garante de la salud o el ambiente. Esta situación configura una forma de socialismo interventor, donde el Estado no sustituye al capital privado, sino que lo instrumentaliza para sus fines políticos y simbólicos.
Referencias
Cullen International. (2012). Construir, comprar o compartir: opciones regulatorias para despliegues de redes de banda ancha. Recuperado de https://www.cullen-international.com
5G Americas. (2024). Modernización de marcos regulatorios en América Latina. Recuperado de https://www.5gamericas.org
Cardona González, Á. H. (2022). El uso de medios de comunicación como acción para el desarrollo de la política pública ambiental. Universidad Externado de Colombia. Recuperado de https://medioambiente.uexternado.edu.co
El País. (2024). La digitalización como parte de la solución al cambio climático. Recuperado de https://elpais.com
TheCircularLab. (2025). Tecnologías ambientales: Innovación sostenible. Recuperado de https://www.thecircularlab.com
Comentarios
Publicar un comentario