Globalización, Desarrollo y Movilidad de Fronteras: Una Perspectiva Neoliberal
Resumen
La globalización ha facilitado la interconexión de las economías a nivel mundial, permitiendo la optimización de los recursos mediante la especialización y la movilidad del capital. Desde la teoría desarrollista, se argumenta que los países periféricos no son dependientes, sino actores activos en un sistema de intercambio donde negocian el acceso a recursos y tecnología a través de la inversión extranjera directa (IED). La expansión de las corporaciones transnacionales responde a la necesidad de eficiencia y al libre mercado, proporcionando infraestructura, empleo y tecnología a los países receptores. Este artículo examina cómo la integración al mercado global favorece el desarrollo económico sin generar dependencia estructural, basándose en el crecimiento incremental de los países que participan en la economía global.
Introducción
El debate sobre la globalización ha estado marcado por posturas opuestas. Mientras que la teoría de la dependencia argumenta que las economías periféricas están subordinadas a las potencias centrales, la teoría desarrollista sostiene que la participación en el mercado mundial es una oportunidad de crecimiento. En este contexto, la globalización no debe ser vista como una imposición externa, sino como un proceso en el que los países eligen integrarse para acceder a capital, tecnología e infraestructura. Ninguna economía ha iniciado su camino hacia la prosperidad desde la riqueza absoluta; todas han partido de niveles bajos de desarrollo y han crecido a partir de interacciones comerciales y acceso a inversión extranjera (Amsden, 2001). En este sentido, pasar de 0 a 1 ya representa una mejora económica inevitable en el proceso evolutivo del desarrollo, pues cualquier forma de inserción en el mercado genera acumulación de capital y mejoras en la productividad.
Globalización y la Movilidad de Fronteras
Las fronteras económicas han cambiado con la globalización. Mientras las fronteras políticas permanecen, las económicas se flexibilizan, permitiendo la libre circulación de bienes, servicios y capital. La inversión extranjera directa es un mecanismo clave en este proceso, pues permite que los países en desarrollo accedan a tecnología y financiamiento sin depender de la ayuda internacional (Bhagwati, 2004). La globalización actúa como un acelerador del crecimiento, donde incluso los países que inician con bajos ingresos pueden beneficiarse de la interacción comercial y la inversión. Casos como los de Corea del Sur y Taiwán muestran que la inserción en cadenas de producción globales puede transformar economías subdesarrolladas en potencias industriales en pocas décadas (Chang, 2002).
La Inversión Extranjera Directa como Motor del Desarrollo
La inversión extranjera directa ha sido un factor clave en la modernización de diversas economías emergentes. Empresas transnacionales invierten en sectores estratégicos como energía, telecomunicaciones e infraestructura, a cambio de acuerdos de explotación que benefician a ambas partes. Ejemplos incluyen:
- El desarrollo petrolero: Si un país posee reservas de petróleo pero carece de tecnología para su explotación, puede contratar a una empresa especializada que invierta en infraestructura, caminos, electricidad y capacitación local.
- Expansión del sector manufacturero: Empresas extranjeras instalan plantas de producción en países con menores costos laborales, generando empleo y transferencia de tecnología (Krugman & Obstfeld, 2009).
- Crecimiento económico incremental: Un país que comienza vendiendo su fuerza laboral a precios bajos, aunque pueda parecer en desventaja, sigue una lógica de crecimiento. Economías como China comenzaron con manufactura de bajo valor agregado y, con el tiempo, desarrollaron sectores tecnológicos avanzados mediante la reinversión del capital acumulado (Dunning, 1993).
Negociación y Beneficio Mutuo
Contrario a la idea de dependencia, los países en desarrollo son negociadores en el mercado global. Los contratos de inversión permiten que la explotación de recursos naturales o la instalación de industrias incluyan cláusulas sobre reinversión local, protección ambiental y transferencia tecnológica. La participación en el comercio internacional fortalece la economía de estos países, reduciendo la pobreza y generando oportunidades (Rodrik, 2011). La evidencia muestra que aquellos países que han diseñado estrategias para maximizar los beneficios de la inversión extranjera han logrado diversificar sus economías y mejorar su infraestructura productiva (Amsden, 2001).
Cada interacción con el mercado global introduce mejoras acumulativas en la infraestructura y capacidad productiva de una nación, facilitando su transición hacia una economía más compleja y diversificada. Así, los países no quedan atrapados en la pobreza estructural, sino que evolucionan de manera progresiva con cada ciclo de inversión y comercio.
Conclusiones
Desde la teoría desarrollista, la globalización no es un fenómeno de subordinación, sino de integración al mercado mundial en condiciones de negociación. La movilidad de fronteras económicas permite a los países emergentes mejorar su infraestructura y modernizar su aparato productivo mediante la inversión extranjera directa. No hay filantropía en estos procesos, sino transacciones lógicas que benefician tanto a las economías centrales como a las periféricas. Más importante aún, el desarrollo es un proceso iterativo: ninguna economía ha surgido de la nada como potencia, sino que ha evolucionado desde niveles bajos hacia estructuras más complejas. Un país que inicia en 0, al comenzar a participar en el comercio global, inevitablemente mejora su situación, ya que 0 nunca es igual a 1. La integración económica es un proceso acumulativo en el cual cada mejora genera nuevas oportunidades de crecimiento.
Referencias
- Amsden, A. H. (2001). The Rise of “The Rest”: Challenges to the West from Late-Industrializing Economies. Oxford University Press.
- Bhagwati, J. (2004). In Defense of Globalization. Oxford University Press.
- Chang, H. J. (2002). Kicking Away the Ladder: Development Strategy in Historical Perspective. Anthem Press.
- Dunning, J. H. (1993). Multinational Enterprises and the Global Economy. Addison-Wesley.
- Krugman, P., & Obstfeld, M. (2009). International Economics: Theory and Policy. Pearson.
- Rodrik, D. (2011). The Globalization Paradox: Democracy and the Future of the World Economy. W. W. Norton & Company.
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